Francisca Pizarro

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Impresión 3D del busto de Francisca Pizarro

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Descripción

Busto de Francisca Pizarro en el balcón de esquina del Palacio de la Conquista de Trujillo.

Francisca Pizarro Yupanqui (1534-1598)

Pieza impresa en 3D con PLA de 10Cm. x 15 Cm. sobre base de Madera. pintada a mano.

La mestiza más gloriosa que traspasó fronteras y vino desde Perú a residir a Trujillo, heredera del patrimonio del conquistador del imperio Inca.

Francisca Pizarro Yupanqui fue una figura histórica significativa en el contexto de la conquista española del Perú. Francisca Pizarro Yupanqui, nacida en 1534, era hija del conquistador español Francisco Pizarro, uno de los líderes de la conquista del Imperio Inca, y de Inés Huaylas Yupanqui, una princesa inca y hermana del emperador inca Atahualpa.

Francisca Pizarro Yupanqui tiene una importancia particular debido a su ascendencia mixta, que simboliza el encuentro y, a menudo, el choque de dos culturas: la española y la inca. Su vida y su descendencia representan una de las primeras generaciones de mestizos en América Latina, fruto de la mezcla entre los conquistadores españoles y las poblaciones indígenas locales.

Después de la muerte de su padre Francisco Pizarro en 1541, Francisca fue llevada a España, donde se casó con su tío, Hernando Pizarro, también un prominente conquistador. Este matrimonio fue parte de una estrategia común entre las familias nobiliarias españolas de la época para mantener y consolidar el poder y la influencia dentro de un mismo linaje.

La historia de Francisca Pizarro Yupanqui es un testimonio de la complejidad de las relaciones entre los conquistadores y los pueblos indígenas en la América colonial, así como de las implicaciones sociales y culturales de la conquista.

 

La historia de Francisca Pizarro Yupanqui, narrada con tanta riqueza en el libro de María Rostworowski, «Doña Francisca. Una ilustre mestiza», es un testimonio fascinante de la complejidad de la vida en el virreinato del Perú y de las profundas contradicciones de la conquista.

Francisca, nacida del tumultuoso encuentro entre Francisco Pizarro, uno de los más célebres conquistadores españoles, y Inés Huaylas Yupanqui, una noble inca, personifica la unión de dos mundos en conflicto. La relación entre sus padres, marcada por una evidente asimetría de poder y posiblemente por sentimientos encontrados, refleja las tensiones inherentes a la colonización. La juventud y belleza de Inés, quien tenía solo 16 años cuando comenzó su relación con Pizarro, de 46, y la posterior separación de sus hijos tras el nacimiento de Francisca y Gonzalo, ilustran el destino a menudo trágico de las mujeres indígenas en este período.

Francisca fue criada por sus tíos españoles en un entorno de relativa comodidad y educación, aprendiendo a leer, escribir, tocar el clavicordio y bailar. Sin embargo, su vida cambió drásticamente a los siete años con el asesinato de su padre, lo que la llevó a una serie de huidas y desplazamientos por el virreinato. A los 11 años, ya huérfana de madre y con su único hermano fallecido, heredó las vastas posesiones y encomiendas de Pizarro, convirtiéndose en una niña rica pero solitaria.

Su matrimonio a los 17 años con su tío Hernando Pizarro, un hombre 30 años mayor que ella, marcó el inicio de una vida de reclusión en el castillo de La Mota en España. Aunque tuvieron cinco hijos, la tragedia no dejó de perseguirla, ya que cuatro de ellos murieron a lo largo de su vida.

A pesar de que no dejó cartas personales, los múltiples testamentos y documentos firmados por Francisca permiten vislumbrar aspectos de su personalidad. Su generosidad hacia los necesitados y su devoción religiosa se reflejan en sus legados y donaciones para la construcción de capillas y adquisición de imágenes religiosas. Además, su lujoso estilo de vida, evidenciado por las listas de compras y gastos, sugiere que utilizó su fortuna para mantener un alto nivel de confort y prestigio.

La vida de Francisca Pizarro Yupanqui, con sus privilegios y tragedias, encapsula la complejidad del mestizaje y las realidades del periodo colonial, destacando la intersección de poder, cultura y género en la formación de la sociedad latinoamericana.

La figura de Francisca tallada en piedra granítica contempla la vida de la plaza de Trujillo desde hace 500 años en el balcón esquinado del palacio de la Conquista.